“Perfección, tranquilidad, naturaleza, encanto.”

«La Casa Quitapenas es simplemente perfecta. Agradable, súper cálida, hogareña, auténtica y con un estilo rústico y también elegante, equilibrio perfecto.
La reforma que han hecho los propietarios es destacable y muy acertada. Equipamiento moderno perfectamente disimulado. Hay de todo, no se echa nada de menos, pero el estilo rústico siempre prevalece.
La decoración está llena de objetos auténticos de la zona. Todo combina perfectamente. Y todo es bonito: los aparadores, los armarios antiguos, la fresquera, el fregadero, la grifería… ¡el mueble alrededor de la cocina de leña! Dan ganas de que haga un frío polar para poder encenderla y calentar toda la casa mientras se cocina (Por supuesto, también hay vitrocerámica… hasta lavadora de última generación. En serio que no falta NADA).
El baño muy completo, excelente ducha bien caliente.
Un gran PRO de la Casa Quitapenas es que no han escatimado en nada. Todo lo que se ve y lo que no, es de mucha calidad, nada «barato», nada de marca blanca, nada traído desde Suecia y que tenga que montarse uno mismo.
Limpieza: impecable. No puede ni hace falta decir nada más: impecable.
Muchos hoteles 5 estrellas (y lo digo como profesional de la hostelería) envidiarían la limpieza y el mantenimiento de esta Casa.

El entorno: pura tranquilidad, silencio, vecinos alejadísimos. Mucho verde, animales de granja en los alrededores. Se accede fácilmente pero por el camino de arriba jamás pasan coches, y por el de abajo, dos al día a lo sumo.
Hay varias rutas de senderismo muy cerca de la casa. Y son rutas muy especiales y bonitas. Demasiado bonitas. Arroyos, ríos… Los caminos que llevan a las carreteras principales o que conectan las casas desperdigadas por la zona también son encantadores, con cuestas y árboles enormes por todas partes.
El paisaje es precioso: con sol es vigorizante, alegre. Con lluvia es muy romántico. Nos tocaron ambos «climas».
Comimos y desayunamos en la mesa del jardín varias veces.
Además del jardín hay un huerto en terrazas con árboles frutales. Nuestras perras se cansaron de correr arriba y abajo por ambos terrenos. Se lo pasaron casi mejor que nosotros.
Nuestro Anfitrión, Salvador, siempre estuvo a nuestra disposición y nos dio facilidades, excelentes recomendaciones y un trato muy cercano y amigable. Nos sentimos sinceramente bienvenidos al llegar y agradecidos al irnos. Se preocupó por como iba todo a lo largo de nuestra estancia y fue discretísimo siempre, tanto que lo vimos una única vez en persona.
La Casa Quitapenas es una joya escondida.»